En una pequeña aula de una escuela, la maestra Clara está de pie frente a su clase. Ella es una mujer amable, siempre sonríe y habla con una voz suave pero firme. Hoy, ella quiere hablar de la importancia de hacer las tareas.
– Niños, empieza la maestra Clara, – ¿saben por qué es importante hacer las tareas?
Los niños se miran unos a otros en silencio. Algunos se encogen de hombros, mientras otros simplemente evitan el contacto visual. Clara se da cuenta de la duda en sus rostros y decide continuar con una sonrisa.
– Las tareas no son solo un deber, son una oportunidad. Hacer nuestras tareas nos ayuda a recordar lo que aprendimos en clase. Es como practicar un deporte. Si no practicas, no mejoras. Lo mismo ocurre con nuestras lecciones. Si no hacemos las tareas, olvidamos lo que aprendimos.
Clara camina despacio por el aula, acercándose a los pupitres de los niños. Ella observa sus cuadernos y sigue hablando.
– Cuando hacemos las tareas, también aprendemos a ser responsables. ¿Quién de ustedes quiere ser responsable cuando sea mayor?
Varios niños levantan tímidamente la mano. – Exactamente. Hacer nuestras tareas ahora nos enseña a cumplir con nuestras responsabilidades, no solo en la escuela, sino en la vida.
La maestra se detiene y mira a un niño en particular que está jugando con su lápiz. Ella le sonríe y luego mira al resto de la clase.
– A veces, sé que no tenemos ganas de hacer las tareas. Tal vez estamos cansados o queremos jugar. Pero les aseguro que si hacemos las tareas primero, luego tendremos tiempo para hacer lo que nos gusta. Es como si nos premiáramos por ser responsables.
Clara regresa a la pizarra y escribe en letras grandes la palabra « Hacer ». « Este verbo es muy importante. Cada día hacemos cosas, ¿verdad? Hacemos la cama, hacemos la comida, hacemos las tareas. Pero, cuando hacemos nuestras tareas, estamos preparando nuestro futuro. ¿Quién quiere un futuro brillante? »
Los ojos de los niños empiezan a iluminarse. La idea de un futuro brillante parece interesante.
– Entonces, niños, hoy les pido que hagan sus tareas con entusiasmo. No lo vean como algo aburrido. Piensen en todo lo que están haciendo para mejorar, para aprender, para crecer. Y cuando terminen, sentirán la satisfacción de haber cumplido.
La maestra Clara se sienta en su escritorio y mira a los niños con cariño. « Hacer las tareas puede parecer difícil a veces, pero recuerden que siempre pueden pedir ayuda. Lo importante es hacerlas. ¿Entendido? »
Los niños asienten, algunos con más convicción que otros, pero todos con una mejor comprensión de por qué es importante hacer las tareas.
La clase termina, y los niños comienzan a recoger sus cosas. La maestra Clara observa cómo algunos ya parecen más motivados para hacer sus tareas, sabiendo que cada pequeño esfuerzo que hacen los acerca a sus sueños.